|
Revista Científica UDO Agrícola
Universidad de Oriente Press
ISSN: 1317-9152
Vol. 9, Num. 4, 2009, pp. 711-727
|
Revista Científica UDO Agrícola, Vol. 9, No. 4, October -December,
2009, pp. 711-727
Lípidos, alimentos
y sus suplementos en la salud cardiovascular. I. Fuentes marinas
Lipids, foods
and their supplements on cardiovascular health. I. Marine sources
Auristela del Carmen
MALAVÉ ACUÑA 1, Jesús Rafael MÉNDEZ
NATERA2 y
Yemina Josefina FIGUERA CHACÍN 3
1Departamento de Ciencias,
Unidad de Estudios Básicos
y 2Departamento de Agronomía, Escuela de Ingeniería Agronómica.
Universidad de Oriente, Avenida Universidad, Campus Los Guaritos, Maturín, 6201, estado Monagas, Venezuela y 3Hospital
Universitario Dr. Manuel Núñez Tovar, Departamento de Medicina Interna.
Avenida Bolívar, Maturín, 6201, estado Monagas. E-mails: auris797@gmail.com,
jmendezn@cantv.net y yeminafiguera@gmail.com
Autor para correspondencia
Recibido: 20/09/2009
|
Fin
de primer arbitraje: 08/12/2009
|
Primera
revisión recibida:
15/12/2009
|
Aceptado: 22/12/2009
|
Code Number: cg09087
RESUMEN
Las prácticas de un estilo
de vida saludable juegan un papel clave en la prevención y tratamiento
de la enfermedad cardiovascular, donde los enfoques dietéticos específicos
son una estrategia central para una calidad de vida optima. La dislipidemia es una condición en la cual hay un desbalance en
el perfil lipídico del suero que puede ser producido por diferentes factores
que incluyen hábitos dietéticos. Actualmente,
las recomendaciones dietéticas comunes para reducir los factores de riesgo
cardiovascular están basados principalmente en la comida marina como fuente
de ácidos grasos w-3, que incluyen
al ácido eicosapentanoico (AEP, 20:5 w-3) y docosahexaenoico
(ADH, 22:6 w-3), los cuales
son propuestos como los nutrientes clave responsables de los potenciales
efectos cardioprotectivos. Estos ácidos
grasos w-3 son consumidos
a partir de pescado, mariscos y/o suplementos de aceite de pescado. Además
de proveer ácidos grasos w-3, el pescado
es una excelente fuente de otros nutrientes que pueden tener efectos sinérgicos
para cardioprotección El propósito
de este artículo es revisar y actualizar la evidencia basada en la literatura,
a partir de estudios observacionales y clínicos, relacionados con los enfoques
dietéticos donde los ácidos grasos w-3 desempeñan un
papel importante como componente de la dieta para una máxima reducción
del riesgo cadiovascular.
Palabras
clave: Perfil lipídico, alimentos marinos, ácidos grasos w-3, cardioprotección.
ABSTRACT
Healthy lifestyle practices
play a key role in preventing and treating cardiovascular disease, where
specific dietary approaches are a central strategy for optimal life quality. Dyslipidemia
is a condition in which there is a desbalance in the serum lipid profile
that can be produced by different factors including dietary habits. At
this time, current dietary guidelines to reduce cardiovascular risk factors
are mainly based in seafood as source of w-3
fatty acids, including eicosapentaenoico acid (EPA, 20:5 w-3)
and docosahexaenoico acid (DHA, 22:6 w-3), which are proposed to
be the key nutrients responsible for the potential cardioprotective effects.
These w-3
fatty acids can be intake from fish, shellfish and/or fish oil supplements. Although
fish provides w-3
fatty acids, it also is an excellent source of other nutrients that may
have synergistic effects for cardioprotection. The
propose of this article is to review the updated evidence-based literature,
from observational and clinical studies, regarding dietary approaches where w-3
fatty acids perform a eminent role as component of diet for maximal cardiovascular
risk reduction.
Key words: Lipid profile, seafood, w-3
fatty acids, cardioprotection.
INTRODUCCIÓN
Los alimentos
proporcionan la energía y
los materiales de construcción para las innumerables sustancias que son
esenciales para el crecimiento y la supervivencia de todos los organismos
vivientes del planeta; cuyo suministro hoy en día depende en gran medida
de la agricultura intensiva, del cultivo industrial, de la piscicultura
o de otras técnicas que aumentan las cantidades de alimentos producidos
con una disminución en los costos (Wikipedia, 2009a). Es
bien conocido que los hábitos alimenticios juegan un importante rol tanto
en el mantenimiento de la salud como en la prevención de enfermedades siendo
así una consecuencia de la calidad de vida de hoy en día (Darnton-Hill et al, 2004; Anlasik et al,
2005; Block et al, 2007; Yahia et al, 2008; Delisle et al, 2009), cuyo deterioro engloba una relación íntima con el
ritmo de vida que obliga a comer cuando se puede y lo que se puede lo
que va acompañado con una deficiencia de nutrientes generalizada entre
la población debido a varios fenómenos tales como: menor ingesta de alimentos,
agotamiento de los sueldos, excesiva manipulación de los alimentos, desacertadas
elecciones alimentarias y dietas restrictivas que son, entre otras, las
razones del porque en las últimas décadas más y más personas, particularmente
en las grandes ciudades del mundo, acuden a los suplementos dietéticos
para suplir sus deficiencias en la ingesta de nutrientes (Radimer et al, 2004; Block et al,
2007; Brambilla et al, 2008; Dickinson et al, 2009; Hill et al,
2009; Lee y Kim, 2009) con un predominio de la población conformada por
adultos mayores (Qato et al,
2008).
Los suplementos dietéticos, también conocidos
como suplementos alimenticios o nutricionales, son productos elaborados
con la finalidad de cubrir la deficiencia de nutrientes, tales como vitaminas,
minerales, ácidos grasos, fibras, etc.; que no son ingeridos en cantidades
suficientes a través de la dieta (Ervin et al, 2004; Radimer et al,
2004; Wikipedia, 2009b) en pro de beneficiosos efectos saludables (Blumenthal,
2003; Clegg et al, 2006, Kemper et al, 2007) debido a sus bondades protectivas
contra algunas enfermedades crónicas (Willett y Stampfer, 2001; Fletcher
y Fairfield, 2002). A pesar de
que a lo largo de la década actual, una gran diversidad de encuestas realizadas
en los Estados Unidos arrojan la
gran demanda y el incremento de usuarios, en su mayoría mujeres, por los
suplementos (Kaufman et al, 2002;
Radimer et al, 2004; Gardiner et al, 2006a; Block et al, 2007; Qato, et al,
2008); también surgieron artículos reportando sus potenciales efectos adversos
(AREDS, 2001a; 2001b; Chylack et al, 2002; Ohtake et al, 2005; Huang et
al, 2006; Howes, 2007; 2009; Sadovsky et
al, 2008). No obstante, una encuesta muy reciente llevada
a cabo en una población de profesionales de la salud, médicos y enfermeras
de ese país, reportó que en su mayoría los mismos son usuarios de estos
productos por lo que en muchos casos los recomiendan a sus pacientes (Dickinson et
al, 2009); lo cual confirma la veracidad de algunos reportes previos
en cuanto al uso de los suplementos por parte de los trabajadores del área
de la salud (Frank et al, 2000; Howard et al, 2001; Gardiner et al,
2006b; Spencer 2006; Kemper et al,
2007).
En el mundo de hoy, la demanda de los suplementos
dietéticos no es más que producto de la necesidad de los usuarios por contrarrestar
los inconvenientes propios de los estilos de vida actuales que conllevan
al daño progresivo impidiendo el disfrute de una salud global óptima y
donde figuran las dislipidemias como una de las causas más comunes del
deterioro de la calidad de vida debido a su devastadora y consecuente correlación
progresiva de aterosclerosis y alta incidencia de enfermedad cardiovascular
(Salminen et al, 2006; Ruixing et
al, 2007; Kannel y Vasan, 2009). De
allí entonces, que muchas personas con alteraciones en su perfil lipídico,
que incluyen principalmente desequilibrios de los niveles de colesterol,
triglicéridos y lipoproteínas; acudan a los suplementos de fuentes botánicas,
específicamente fitoesteroles (Demonty et
al, 2009; Deng, 2009; Kamal-Eldin y Moazzami, 2009; Schiepers et
al, 2009), y de fuentes marinas (He, 2009) como una valiosa alternativa
para superar tales patologías.
A lo largo de las últimas dos décadas, los
suplementos de aceite de pescado, práctica y exclusivamente la única fuente
de ácidos grasos omega-3 (w-3), han sido los más extensivamente utilizados
debido a sus grandes bondades cardioprotectivas (Wang et al, 2006; Metcalf et al, 2007; Lee et al, 2008; de Ross et al,
2009; Sadovsky y Kris-Etherton, 2009; Wertz, 2009). Sin embargo, otros son de la opinión que la mejor alternativa al
problema de las dislipidemias está en los cambios necesarios del estilo
de vida que involucren dietas adecuadas mediante la ingestión directa de
los alimentos a manera de proporcionar los nutrientes requeridos de acuerdo
a las necesidades particulares de cada individuo (Lichtenstein et al, 2005; Mozaffarian y Rimm, 2006; He, 2009; Hill et al, 2009; Pérez-Guisado et al, 2009; Polidori et al, 2009; Romaguera et al, 2009). En este aspecto, ya desde los años 70 comenzó a ser evidente que
un alto consumo de alimentos de origen marino, principalmente pescado,
estaba asociado con un bajo riesgo de enfermedades del corazón (Kromhout et al, 1985), lo cual está a su vez en
estrecha vinculación con los hábitos alimenticios, siendo la dieta mediterránea
la mejor directriz nutricional en prevenir el desarrollo de enfermedades
crónicas y cardiovasculares, por lo que se ha mantenido a lo largo de los
años sirviendo de base en el establecimiento de nuevos patrones dietéticos
(AHA, 2009; Pérez-Guisado et al,
2009; Romaguera et al, 2009; Sofi, 2009). No obstante, el desafío actual radica en el
manejo del desbalance lipídico sobre todo en el control de la hipercolesterolemia,
principal factor de riesgo para aterosclerosis y enfermedades cerebrovasculares
y coronarias asociadas (Ginsberg y Stalenhoef, 2003; Meagher,
2004; Ballantyne et al, 2005; Steinberg, 2005), como uno de los más
grandes retos económico, social y médico enfrentados en el mundo de hoy
en día.
Hasta la fecha, son considerables las investigaciones
relacionadas con estrategias y terapias dietéticas, basadas tanto en alimentos
y/o sus suplementos, enfocadas hacia la prevención y reducción de los riesgos
cardiovasculares, las cuales serán revisadas a través del presente trabajo
con la finalidad de dar a conocer los aspectos epidemiológicos más destacados.
Generalidades
de los lípidos
Es difícil proporcionar una definición científica
acerca de los lípidos; sin embargo, tradicionalmente pueden ser definidos
como sustancias biológicas de naturaleza hidrofóbica por lo general solubles
en solventes orgánicos (Smith, 2000; Badui, 2006), por lo que tales propiedades
químicas hacen posible que los mismos cubran un extenso rango de moléculas
tales como ácidos grasos, fosfolípidos, esteroles, esfingolípidos y terpenos,
entre otros; dificultándose así además, una clasificación que verdaderamente
se ajuste a todos estos tipos de compuestos (Christie, 2003). En tal sentido, desde el año 2005 el consorcio Mapas de Lípidos
(LIPID MAPS) en conjunto con el Comité Internacional para la Clasificación
y Nomenclatura de Lípidos (ICCNL) desarrollaron y establecieron un sistema
de clasificación comprensivo para estos compuestos, basado en principios
químicos y bioquímicos bien definidos usando una ontología extensible,
flexible y escalable compatible con las bases de datos y necesidades informáticas
contemporáneas, el cual define 8 categorías de lípidos con sus respectivas
y numerosas clases y subclases ilustradas con un ejemplo en la Figura
1 (Fahy et al, 2005; 2009; Dennis, 2009).
Los lípidos desempeñan muchas funciones
en los organismos, además de ser la fuente de energía más importante, ya
que cada gramo genera 9 Kcal (38,2 KJ) en relación con las proteínas y
cabohidratos que producen 4 Kcal/g (17 KJ/g) cada uno; muchos cumplen una
actividad biológica, algunos son parte estructural de las membranas celulares
y de los sitemas de transporte de diversos nutrientes, otros son ácidos
grasos indispensables, vitaminas y hormonas, otros son pigmentos, etc. También actúan como aislantes naturales en el hombre y en los animales,
ya que por ser malos conductores del calor, el tejido adiposo mantiene
estable la temperatura (Badui, 2006).
Las grasas y los aceites son los principales
lípidos que se encuentran en los alimentos como contribuyentes de la textura
y, en general, a las propiedades sensoriales y de nutrición (Cuadro
1);
no hay una distinción entre ambos grupos, aún cuando algunos consideran
que las grasas son de origen animal y los aceites de origen vegetal, o
bien, las grasas son sólidas a temperatura ambiente mientras que los aceites
son líquidos. Sus principales fuentes
son las semillas oleaginosas (Méndez-Natera et
al, 2009) y los tejidos animales, terrestres y marinos ya que las frutas
y las hortalizas presentan normalmente muy bajas concentraciones, con algunas
excepciones como el aguacate, las aceitunas y algunos tipos de nueces (Badui,
2006).
Perfil
lipídico y riesgo cardiovascular
Las enfermedades cardiovasculares, que incluyen
enfermedad coronaria y ataque fulminante, constituyen la principal causa
de muerte en diferentes países del mundo como Latinoamérica (AHA, 2005;
Rich, 2006; Thomas y Rich, 2007) siendo una bien conocida consecuencia
de las dislipidemias, las cuales están determinadas por factores genéticos,
demográficos y de estilo de vida (Talmud y Waterworth, 2000; Bermúdez et al, 2002; Nethononda et al, 2004; Salminen et al, 2006; Ruixing et al, 2007). La dislipidemia es una condición
en la cual hay un desbalance en los niveles de lípidos y/o lipoproteínas
en el plasma sanguíneo, donde altos niveles de colesterol total [TC] (Shekelle et
al, 1981; EPDETBCA, 2001), triglicéridos [TG] (Jeppesen et
al, 1998; Satoh et al, 2006),
colesterol de lipoproteína de baja densidad [LDL-C] (Achari y Thakur, 2004;
Marz et al, 2004), simultáneo con bajos niveles de colesterol de lipoproteína de
alta densidad [HDL-C] (Gordon et
al, 1989; Boden, 2000) están correlacionados con la progresión de aterosclerosis
y alta incidencia de enfermedad arterial coronaria (Sharrett et al, 2001). Además de funcionar
como un sistema de transporte para colesterol, las lipoproteínas también distribuyen TG y vitaminas
liposolubles entre los diferentes tejidos del cuerpo (Rader y Hobbs, 2008),
donde existen otras clases de partículas transportadoras de colesterol
denominadas lipoproteínas de muy baja densidad [VLDL] y de densidad intermedia
[IDL] conocidas, al igual que las LDL, como colesterol malo por su efecto pro-aterogénico o factor de riesgo en la ocurrencia
de enfermedades cardiovasculares; mientras que las HDL constituyen el colesterol
bueno por su efecto anti-aterogénico y cardioprotectivo (Meagher, 2004; Nicholls et
al, 2007; Fernández y Webb,
2008). En este sentido, los desequilibrios
en los niveles de colesterol (Fig. 1-e) conducen a hipercolesterolemia,
un predominante factor de riesgo para aterosclerosis y enfermedades cerebrovasculares
y coronarias asociadas (Ginsberg y Stalenhoef, 2003; Meagher,
2004; Ballantyne et al, 2005; Steinberg, 2005), como uno de los más
grandes retos a enfrentar (AHA, 2005; Olshansky et al, 2005).
Alimentos
marinos y enfermedad cardíaca
Desde hace aproximadamente tres décadas,
es bien conocida la notoria asociación entre el consumo de alimentos marinos
y el riesgo de enfermedad cardiovascular, cuyas bajas proporciones resultaban
bastante evidentes en aquellas poblaciones ubicadas en zonas costeras de
los Estados Unidos (Bang y Dyerberg, 1972; Bang et
al, 1976; 1980; Kromann y Green, 1980; Bjerregaard y Dyerberg, 1988;
Middaugh, 1990; Newman et al,
1993) y de Japón (Keys, 1980; Hirai et
al, 1980; Kagawa et al, 1982;
Yamori et al, 1985), como una consecuencia del
alto consumo de pescado considerado desde entonces un alimento saludable
que dio inició a un amplio y extenso campo de investigación con estudios
clínicos y experimentación animal que indicaron a dos ácidos grasos w-3, ácido eicosapentaenoico
(AEP) y ácido docosahexaenoico (ADH), como los probables constituyentes
activos (McLennan, 2001; Yuan et
al, 2001; Hu et al, 2002; Albert et al, 2002; Leaf et al, 2003; Lemaitre et al,
2003; Mozaffarian et al, 2003;
Mozaffarian et al, 2005; Yokoyama et al, 2007; Mozaffarian, 2006; Wang et al, 2006; de Roos et al, 2009; He, 2009). Sin
embargo, han surgido reportes conflictivos relacionados con los daños potenciales
de algunas especies de pescado que contienen mercurio, dioxinas y bifenilos
policlorados (WHO, 1998; CTEM, 2000; CFSAN, 2009; NCEA, 2009; RAIS, 2009;
USEPA, 2009), que han originado controversia y confusión sobre sus riesgos
y beneficios en la dieta (Verbeke et al, 2005; CFNAP, 2006). Puesto
que el mercurio se magnifica en las especies de los sistemas acuáticos
como metilmercurio, sus niveles se incrementan positivamente con el tiempo
de vida de cada especie; es decir, los predadores más grandes o especies
de vida más larga (pez espada, tiburón,
etc) tendrán mayor concentración de metilmercurio en sus tejidos; mientras
que los más pequeños o especies de vida más corta (salmón, mariscos, etc)
tienen muy bajas concentraciones (USDHHS, 2009).
Luego del estudio de Kromhout et al. (1985), como reporte pionero indicativo
de que un mayor consumo de pescado estaba asociado con una baja prevalencia
de enfermedad cardíaca, siguieron muchos otros cuyos resultados evidentemente
soportaron y reafirmaron tal asociación (Dolecek y Granditis, 1991; Rodríguez et
al, 1996; Daviglus et al, 1997; Albert et al, 1998; Yuan et
al, 2001; Hu y Willett, 2002; Hu et al, 2002); mientras que
otros reportaron la inexistencia para dicha asociación o, incluso, más
bien la existencia de un ligero incremento en el riesgo a tal enfermedad
en personas con un mayor consumo (Ascherio et al, 1995; Salonen et
al, 1995; Pietinen et al, 1997; Osler et al., 2003). En
este aspecto, las altas concentraciones de mercurio en peces podrían explicar
las más altas proporciones de enfermedad cardíaca fatal en finlandeses
con alto consumo de pescado (Pietinen et
al, 1997).
Un meta análisis de 13 estudios observacionales
prospectivos indicó que aquellas personas quienes comen pescado al menos
una vez por semana tienen un más bajo riesgo (@15%) de fallecer
por enfermedad cardiovascular que aquellas que lo consumen cuanto mucho
una vez por mes Whelton et al,
2004); mientras que en otro, estudio de salud de médicos, no hubo asociación
entre el consumo de pescado y el riesgo a enfermedad cardíaca fatal (Ascherio et al, 1995). De esta manera, los estudios observacionales sugieren que un modesto
consumo de pescado está asociado con un más bajo riesgo a enfermedad cardíaca
fatal, pero no con las no fatales (de Roos et al, 2009). Sin embargo,
como sucede con todos los estudios
observacionales, otros factores de estilo de vida pueden haber confundido
tales asociaciones. Los efectos benéficos del consumo de alimentos marinos
sobre estas enfermedades, puede también depender del tipo de pescado; así,
el consumo de atún, u otro pescado horneado o asado, al menos dos veces
por semana está asociado con un más bajo riesgo de enfermedad cardíaca
isquémica fatal comparado con un consumo menor a una vez por mes; mientras
que el consumo de pescado frito o en sándwich no tiene efecto en la reducción
del riesgo, pero si tiende a incrementarlos (Mozaffarian et
al, 2003). Adicionalmente,
riesgos más bajos parecen estar más fuertemente relacionados con el consumo
de especies aceitosas (salmón, arenque, sardina, etc) más que de especies
secas (bagre, pez espada, bacalao, etc) (Oomen et
al, 2000; Mozaffarian et al,
2003; Mozaffarian y Rimm, 2006).
Ácidos
grasos w-3
y cardioprotección
Los ácidos grasos w-3 son ácidos
grasos poliinsaturados (AGPI n-3) que tienen su primer doble enlace en
la tercera posición, cuando son contados a partir del metilo terminal de
la molécula, siendo el más simple el ácido α-linolénico (18:3 w-3), un derivado
de las plantas presente en vegetales verdes y en aceites tales como ajonjolí (Malavé y
Méndez-Natera, 2005), girasol (Malavé y Méndez-Natera, 2006), maní (Malavé y
Méndez-Natera, 2007); así como también, en cantidades un poco más elevadas,
en linaza, canola, soya y nuez (USDA, 2006) como fuentes para su consumo
a través de la dieta. Dentro del cuerpo humano el ácido α-linolénico,
a través de una conversión de elongación de cadena bastante limitada (< 10%),
origina otros ácidos grasos w-3 de cadena más larga (Goyens et al, 2005; 2006). Como ya se mencionó,
los ácidos grasos w-3 AEP (20:5 w-3) y ADH (22:6 w-3) son derivados casi exclusivamente de
fuentes marinas, de donde pueden ser ingeridos a través de la dieta por
consumo de pescado y/o suplementos de aceite de pescado, han sido propuestos
como los nutrientes claves responsables del efecto cardioprotectivo reseñado
en una gran cantidad de literatura a lo largo de la presente década (Benatti et al, 2004; Hooper et al, 2006; Wang et al, 2006; Metcalf et al,
2007; Yokoyama et al, 2007; Mozaffarian,
2007; 2008; Gissi-Hf, 2008; Lee et al, 2008; de Roos et al,
2009; Ginsberg et al, 2009; He,
2009; Micallef y Garg, 2009; Padma y Devi, 2009; Riediger et al, 2009; Sadovsky y Kris-Etherton, 2009; Seki et al, 2009; Tvzická et al, 2009).
Los mecanismos exactos a través de los cuales
los ácidos grasos w-3 influyen en los eventos cardíacos aún
no están bien establecidos, pero una gran cantidad de evidencias sugieren
su relación en efectos favorables globales sobre perfil lipídico (Harris,
1997; Waknine, 2004; Eslick et al,
2008; Sadovsky y Kris-Eterton, 2009; arritmias (Kang y Leaf, 1996; 2000;
Albert et al, 1998; 2002; Huikuri et al, 2001; Whelton et al, 2004;
Mori y Woodman, 2006), actividad plaquetaria (Scheurlen et al, 1993; James et al,
2000), inflamación y función endotelial (De Caterina et al, 1998; Sanderson y Calder, 1998; Hughes y Pinder, 2000; Miles et
al, 2000; Calder, 2001; Madsen et
al, 2001; Berstad et al, 2003; Fernández-Real et al, 2003; Pischon et al, 2003; López-García et al, 2004; Hjerkinn et al, 2005; Seierstad et al, 2005; Zampelas et al, 2005; Niu et al, 2006; He et al,
2009), aterosclerosis (von Schacky et
al, 1999; Yamada et al, 2000;
Erkkila et al, 2004; Mori y Woodman, 2006; He et al, 2008) e hipertensión (Morris et al, 1993; Engler et al, 2003).
Comparación
entre pescado y suplementos de aceite de pescado
El pescado está considerado como una excelente
fuente de proteínas con bajo contenido de grasa saturada. Algunos estudios indican que hay una mayor
calidad de proteínas en los animales marinos en comparación con otros animales
como los terrestres (Sheeshka y
Murkin, 2002); además, de que los aminoácidos de las proteínas de pescado
puede diferir de los encontrados en otras fuentes. Por
ejemplo, el aminoácido taurina está concentrado en el pescado lo que hace
posible su uso en algunos estudios como marcador de consumo de pescado
(Liu et al, 2000). Los efectos benéficos de este aminoácido sobre
el riesgo cardiovascular han sido observados tanto en animales (Chen et al, 2004; Oudit et al, 2004) como en humanos (Militante et al, 2002; Yamori et al,
2001). Las proteínas del pescado
también contienen arginina y glutamina, las cuales se sabe regulan la función
cardiovascular (Moncada y Higgs, 1993). Adicionalmente, el pescado contiene
algunos elementos traza nutricionales que incluyen selenio y calcio, los
cuales pueden proporcionar beneficios cardiovascular solos o en combinación
con los ácidos grasos w-3 (Hansen et
al, 1994; Van Mierlo et al,
2006), además de que es una buena fuente de vitaminas
D y B (Sheeshka y Murkin, 2002; USDA, 2006a). Todas estas cualidades nutricionales
son indicativas de que es más beneficioso comer pescado que tomar suplementos
de aceite de pescado.
Otro aspecto a tener en cuenta son los contaminantes,
tal como el mercurio, cuyos niveles puede variar dependiendo del tipo de
pescado (Hites et al, 2004),
pero hay que hacer notar que otras carnes también pueden contener contaminantes
similares (USDA, 2006b). No obstante,
a pesar de los posibles efectos adversos del pescado debido a sus contaminantes,
la literatura es clara en indicar que los efectos benéficos de su consumo,
particularmente en la reducción del riesgo de eventos por enfermedades
del corazón, subestiman los riesgos potenciales asociados con la posibilidad
de contaminantes (He, 2009). También
hay que tener en cuenta que no hay estandarización en lo concerniente a
la calidad de los suplementos de aceite de pescado no habiendo una total
garantía de que los mismos estén exentos de contaminantes, por lo que puede
ser más seguro consumir el pescado completo.
CONCLUSIONES
A pesar de las inconsistencias en algunos
estudios, el cúmulo de evidencias con respecto a los beneficios de los
alimentos marinos en la reducción del riesgo cardiovascular es concluyente. Los
peces y mariscos son fuentes proveedoras de ácidos grasos w-3 de cadena larga tales como AEP y ADH,
considerados los nutrientes claves en los beneficios cardioprotectivos
obtenidos mediante su consumo a través de la dieta. Los suplementos de aceite de pescado constituyen una cómoda y
valiosa alternativa para el consumo de AEP y ADE; sin embargo, se considera
que el pescado en su totalidad proporciona otros nutrientes adicionales
que junto a estos ácidos grasos w-3 pueden tener efectos sinérgicos para una más efectiva
reducción del riesgo cardiovascular.
Es de importancia tener en cuenta, sobre
todo en los casos de niños y mujeres embarazadas, la frecuencia y el tipo
de pescado a consumir debido a los niveles de contaminantes tales como
el metilmercurio muy dañino no sólo en el incremento del riesgo a padecer
enfermedades del corazón, sino también en el deterioro de la salud en general. En
este sentido, lo recomendable es evitar el consumo de aquellos tipos de
peces con los más altos niveles de mercurio; es decir, peces depredadores
de vida más larga tales como atún blanco, tiburón y pez espada; optando
entonces más bien por el consumo de mariscos y peces de vida corta, que
son especies con muy bajo contenido de mercurio, e incluso mejor aún si
son del tipo graso, más ricos en AEP y ADH, tales como anchoa, sardina
y arenque.
A la fecha es muy poco lo que se ha estudiado
en cuanto a métodos de preparación de los alimentos marinos con respecto
a sus beneficios. Sin embargo,
se sugiere que el pescado asado u horneado es mucho más saludable y beneficioso
para el corazón que prepararlo frito, debido a que en este último caso
pueden originarse compuestos con efectos contrarios y nada beneficiosos
hacia los eventos cardiovasculares tal como los productos generados por
oxidación de los lípidos tanto en el aceite utilizado como en el pescado.
LITERATURA CITADA
- Achari,
V. and A. K. Thakur. 2004. Association of major modifiable risk factors
among patients with coronary artery diseasea retrospective analysis.
J. Assoc. Physicians Indi. 52: 103-108.
- Age-Related
Eye Disease Study (AREDS). 2001a. A randomized, placebo-controlled,
clinical trial of high-dose supplementation with vitamins C and E, beta carotene,
and zinc for age-related macular degeneration and vision loss: Report
Nº 8.
Arch. Ophthalmol., 119 (10): 1417-1436.
- Age-Related
Eye Disease Study (AREDS). 2001b. A randomized, placebo-controlled,
clinical trial of high-dose supplementation with vitamins C and E and beta
carotene
for age-related cataract and vision loss: Report Nº 9. Arch. Ophthalmol.,
119 (10): 1439-1452.
- Albert,
C. M.; H. Campos, M. J. Stampfer, P. M. Ridker, J. E. Manson, W.
C. Willett and J. Ma. 2002. Blood levels of long-chain n-3 fatty acids
and the risk of sudden death. N.
Engl. J. Med., 346 (15): 1113-1118.
- Albert, C. M.;
C. H. Hennekens, C. J. ODonnell, U. A. Ajani, V. J. Carey, W. C. Willett,
J. N. Ruskin and J. E. Manson. 1998. Fish consumption and risk of sudden
cardiac death. J. Am. Med. Assoc., 279: 23-28.
- American Heart
Association (AHA). 2005. Heart disease and stroke statistics-2005 update.
Ed. Dallas, Texas, USA.
- American Heart
Association (AHA). 2009. Mediterranean diet. http://216.185.112.5/
print_presenter.jhtml?identifier=4644. Última visita 5 de agosto de
2009.
- Anlasik T.; H.
Sies, H. R. Griffiths, P. Mecocci, W. Stahl and M. C. Polidori. 2005.
Dietary habits are major determinants of the plasma antioxidant status in healthy elderly
subjects. Br. J. Nutr.,
94 (5): 639-642.
- Ascherio, A.;
E. B. Rimm, M. J. Stampfer, E. L. Giovannucci
and W. C. Willett. 1995. Dietary intake of marine n-3 fatty acids, fish
intake, and the risk of coronary disease among men. N. Engl. J. Med., 332
(15): 977-982.
- Badui, S. 2006. Química de
los Alimentos. Pearson Education, México, 4ta. Edición, Capitulo 4, pp.
245-300.
- Bang, H. O. and
J. Dyerberg. 1972. Plasma lipids and lipoproteins in Greenlandic west
coast Eskimos. Acta Med. Scand., 192 (1): 85-94.
- Bang, H. O.; J.
Dyerberg and N. Hjoorne. 1976. The composition of food consumed by
Greenland Eskimos. Acta Med. Scand., 200 (1): 69-73.
- Bang, H. O.; J.
Dyerberg and H. M. Sinclair. 1980. The composition of the Eskimo food
in northwestern Greenland. Am. J. Clin. Nutr., 33 (12): 2657-2661.
- Ballantyne, C.;
B. Arroll and J. Shepherd. 2005. Lipids and CVD management: Towards
a global consensus. Eur. Heart J., 26 (21): 2224-2231.
- Benatti, P.; G.
Peluso, R. Nicolai and M. Calvani. 2004. Polyunsaturated fatty acids:
biochemical, nutritional and epigenetic properties. J. Am. Coll. Nutr., 23
(4): 281-302.
- Bermúdez,
O. I.; W. Velez Carrasco, E. J. Schaefer and K. L. Tucker. 2002. Dietary
and plasma lipid, lipoprotein, and apolipoprotein profiles among elderly
Hispanics and non-Hispanics and their association with diabetes. Am.
J. Clin. Nutr., 76 (6): 1214-1221.
- Berstad, P.; I.
Seljeflot, M. B. Veierod, E. M. Hjerkinn, H. Arnesen and J. I. Pedersen.
2003. Supplementation with fish oil affects the association between very
long-chain n-3 polyunsaturated fatty acids in serum non-esterified fatty
acids and soluble vascular cell adhesion molecule-1. Clin.
Sci. (Lond), 105 (1):
13-20.
- Bjerregaard, P. and J. Dyerberg. 1988. Mortality from ischaemic
heart disease and cerebrovascular disease in Greenland. Int. J. Epidemiol.,
17 (3): 514-519.
- Block G.; C. D. Jensen, E. P. Norkus, T. B. Dalvi, L. G. Wong, J. F. McManus
and M. L Hudes. 2007. Usage patterns, health, and nutritional status of long-term
multiple dietary supplement users: a cross-sectional study. Nutr. J., 6 (Art.
Nº 30),
11 p. http://www.nutritionj.com/content/6/1/30. Última visita 5 de agosto
de 2009.
- Blumenthal, M. 2003.
Senior Editor: The ABC Clinical Guide to Herbs Austin, Texas, American
Botanical Council.
- Boden, W. E. 2000.
High-density lipoprotein cholesterol as an independent risk factor
in cardiovascular disease: assessing the data from Framingham to the Veterans
Affairs High-Density
Lipoprotein Intervention Trail. Am. J. Cardiol., 86 (12A): 19L22L.
- Brambilla,
D.; C. Mancuso, M. Scuderi, P. Bosco, G. Cantarella, L. Lempereur, G. Di
Benedetto,
S. Pezzino and R. Bernardini. 2008. The role of antioxidant supplement
in immune system, neoplastic, and neurodegenerative disorders: a point
of view for an assessment of the
risk/benefit profile. Nutr. J., 7 (Art. Nº 29), 9 p. http://www.nutritionj.com/content/7/1/29. Última
visita 5 de agosto de 2009
- Calder, P. C. 2001. N-3 polyunsaturated
fatty acids, inflammation and immunity: pouring oil on troubled waters
of another fishy tale? Nutr. Res., 21
(1): 309-341.
- Center for Food
Nutrition and Agriculture Policy (CFNAP). 2009. Real mercury facts.
, University of Maryland. http://www.realmercuryfacts.org/ index.htm. Última
visita 6 de agosto de 2009.
- Center for Food
Safety and Applied Nutrition (CFSAN). 2009. Seafood information and
resources. US Food and Drug Administration http://www.cfsan.fda.gov/seafood1.html. Última
visita 25 de agosto 2009.
- Chen, W.; K. Matuda,
N. Nishimura and H. Yokogoshi. 2004. The effect of taurine on cholesterol
degradation in mice fed a high-cholesterol diet. Life Sci., 74 (15):
1889-1898.
- Christie, W. 2003.
Lipid analysis. 3rd edition. Oily Press Bridgewater, UK.
- Chylack,
L. T. Jr.; N. P. Brown, A. Bron, M. Hurst, W. Kopcke, U. Thien and
W. Schalch. 2002.
The Roche European American Cataract Trial (REACT): a randomized
clinical trial to investigate the efficacy of an oral antioxidant micronutrient
mixture to slow progression of age-related cataract. Ophthalmic Epidemiol.,
9 (1): 49-80.
- Clegg D. O.; D. J.
Reda, C. L. Harris, M. A. Klein, J. R. O'Dell, M. M. Hooper, J. D.
Bradley, C. O. Bingham 3rd, M. H. Weisman, C. G. Jackson, N. E. Lane, J.
J. Cush,
L. W. Moreland, H. R. Schumacher Jr, C. V. Oddis, F. Wolfe, J. A.
Molitor, D. E. Yocum, T. J. Schnitzer, D. E. Furst, A. D. Sawitzke, H. Shi,
K.
D Brandt, R. W. Moskowitz and H. J. Williams. 2006. Glucosamine, chondroitin
sulfate, and the two
in combination for painful knee osteoarthritis. New Engl. J. Med.,
354 (8): 795-808.
- Committee on the
Toxicological Effects of Methylmercury (CTEM). 2000. Toxicological
effects of methylmercury. ,
Board on Environmental Studies and Toxicology; Commission on Life
Sciences, National Research Council. Washington, D. C. National Academies
Press.
- Darnton Hill, I.;
C. Nishida and W. P. James. 2004. A
life course approach to diet, nutrition and the prevention of chronic diseases. Pub.
Health Nutr., 7 (1A): 101-121.
- Daviglus, M. L.; J. Stamler,
A. J. Orencia, A. R. Dyer, K. Liu, P. Greenland, M.
K. Walsh, D. Morris and R. B. Shekelle. 1997. Fish consumption and the
30-year risk of fatal myocardial infarction. N. Engl. J. Med., 336 (15): 10461053.
- De Caterina, R.;
W. Bernini, M. A. Carluccio, J. K. Liao and P. Libby. 1998. Structural requirements for
inhibition of cytokine-induced endothelial activation by unsaturated fatty
acids. J. Lipid Res., 39 (5): 1062-1070.
- Delisle, H. F; J. Vioque and
A. Gil. 2009. Dietary patterns and quality in West-African
immigrants in Madrid. Nutr. J., 8 (Art. Nº 3), 10 p. http://www.nutritionj.com/content/8/1/3. Última
visita 25 de agosto 2009.
- Demonty, I.; R. T. Ras, H. C. van der Knaap, G. S. Duchateau,
L. Meijer, P. L. Zock, J. M. Geleijnse and E. A. Trautwein. 2009. Continuous
dose-response relationship of the LDL-cholesterol-lowering effect of
phytosterol intake. J. Nutr., 139 (2): 271-284.
- Deng, R. 2009. Food and food
supplements with hypocholesterolemic effects. Recent Patents Food Nutr.
Agricult., 1 (1): 15-24.
- Dennis, E. A. 2009. Lipidomics
joins the omics evolution. PNAS 106 (7): 2089-2090.
- Dickinson, A.; N. Boyon amd
A. Shao. 2009. Physicians and nurses use and recommend dietary supplements:
report of a survey. Nutr. J., 8 (Art. Nº 29), 6 p. http://www.nutritionj.com/content/8/1/29. Última
visita 27 de agosto de 2009.
- Dolecek, T. A. and G. Granditis. 1991. Dietary polyunsaturated
fatty acids and mortality in the Multiple Risk Factor Intervention Trial
(MRFIT). World Rev. Nutr. Diet., 66 (1): 205-216.
- Erkkila, A. T.; A. H. Lichtenstein
and D. Mozaffarian. 2004. Fish intake is associated with a reduced
progression of coronary artery atherosclerosis in postmenopausal women with
coronary
artery disease. Am. J. Clin. Nutr., 80 (3): 626-632.
- Ervin, R. B.; J. D. Wright and
D. Reed Gillette. 2004. Prevalence
of leading types of dietary supplements used in the Third National Health
and Nutrition Examination Survey, 1988-94. In Advanced data from vital health statistics; no 349 Hyattsville,
Maryland: National Center
for Health Statistics.
- Eslick, G. D.; P. R. Howe, C.
Smith, R. Priest and A. Bensoussan. 2008. Benefits of fish oil supplementation
in hyperlipidemia: a systematic review and meta analysis. Int. J. Cardiol.,
116 (1): 4-16.
- Expert Panel on Detection, Evaluation
and Treatment of High Blood Cholesterol in Adults (EPDETHBCA). 2001.
Executive summary of the third report of the National Cholesterol Education
Program
(NCEP) expert panel on detection, evaluation, and treatment of high
blood cholesterol in adults (Adult Treatment Panel III). J. Am. Med.
Assoc.,
285 (19): 2486-2497.
- Fahy, E.; S. Subramaniam, H. A. Brown, C. Glass,
A. H. Merrill, R. Murphy, C. Raetz, D. W. Russell, Y. Seyama, W. Shaw,
T. Shimizu, F. Spener, G. van Meer, M. S. van Nieuwenhze, S. H. White,
J. L. Witztum and E. A. Dennis. 2005. A comprehensive classification
system for lipids. J. Lipid Res., 46 (5): 839-861.
- Fahy, E.; S. Subramaniam, R. Murphy, M. Nishijima,
C. Raetz, T. Shimizu, F. Spener, G. van Meer, M. Wakelam and E. A.
Dennis. 2009. Update of the LIPID MAPS comprehensive classification system
for
lipids. J. Lipid Res., 50 (Suppl): S9-S14.
- Fernández, M. L. and D. Webb. 2008. The LDL to
HDL cholesterol ratio as a valuable tool to evaluate coronary heart
disease risk. J. Am. Coll. Nutr., 27 (1): 1-5.
- Fernández Real, J. M.; M. Broch, J. Vendrell
and W. Ricart. Insulin resistance, inflammation, and serum fatty acid
composition. Diabetes Care 26 (5): 1362-1368.
- Fletcher, R. H. and K. M. Fairfield.
2002. Vitamins for chronic disease
prevention in adults; clinical applications. J. Am. Med. Assoc., 287 (23): 3127-3129.
- Frank, E.; A. Bendich and M.
Denniston. 2000. Use of vitamin-mineral
supplements by female physicians in the United States. Am. J. Clin. Nutr., 72
(4): 969-975.
- Gardiner, P.;
R. E. Graham, A. T. Legedza, D. M. Eisenberg and R.S. Phillips. 2006a.
Factors associated with dietary supplement use among prescription medication
users. Arch. Intern. Med., 166 (18): 1968-1974.
- Gardiner, P.; C. Woods and K.
J. Kemper. 2006b. Dietary supplement
use among health care professionals enrolled in an online curriculum on
herbs and dietary supplements. BMC
Complement Altern. Med., 6 (Art. Nº 21), 8 p. http://www.biomedcentral.com/1472-6882/6/21. Última
vista 28 de agosto de 2009.
- Ginsberg, H. N. and A. F. Stalenhoef. 2003. The metabolic syndrome:
Targeting dyslipidaemia to reduce coronary risk. J. Cardiovasc. Risk,
10 (2): 121-128.
- Ginsberg, H. N.; Z. Stahl and A. Leventhal. 2003.
The metabolic syndrome: Omega-3 fatty acids: the science and the beliefs.
Harefuah 148 (2): 114-120.
- Gordon, D. J.; J. L. Probstfield,
R. J. Garrison, J. D. Neaton, W. P. Castelli, J. D. Knoke, D. R. Jacobs,
Jr., S. Bangdiwala and H. A. Tyroler. 1989. High-density lipoprotein
cholesterol and cardiovascular disease. Four prospective American studies.
Circulation
79 (1): 8-15.
- Goyens, P. L.; M. E. Spilker,
P. L. Zock, M. B. Katan and R. P. Mensink. 2005. Compartmental modeling
to quantify alpha-linolenic acid conversion after longer term intake
of multiple tracer boluses. J. Lipid
Res., 46 (7): 1474-1483.
- Goyens, P. L.; M. E. Spilker,
P. L. Zock, M. B. Katan and R. P. Mensink. 2006. Conversion of alpha-linolenic
acid in humans is influenced by the absolute amounts of alpha-linolenic
acid and linoleic acid in the diet and not by their ratio. Am. J. Clin. Nutr., 84 (1):
44-53.
- Gruppo Italiano per lo Studio della Sopravvivenza
nell'Infarto Miocardico-Heart failure (GISSI-Hf). 2008. Effect of n-3
polyunsaturated fatty acids in patients with chronic heart failure (the GISSI-HF
trial):
a randomised, double-blind, placebo-controlled trial. Lancet 372 (9645):
1223-1230.
- Hansen, J. C.; H. S. Pedersen
and G. Mulvad. 1994. Fatty acids and antioxidants in the Inuit diet.
Their role in ischemic heart disease (IHD) and possible interactions with
other
dietary factors. A review. Arctic Med. Res., 53 (1): 4-17.
- Harris, W. S. 1997. n-3 fatty
acids and serum lipoproteins: human studies. Am. J. Clin. Nutr. 65 (5):
1645S-1654S.
- He, K. 2009. Fish, long chain
omega-3 polyunsaturated fatty acids and prevention of cardiovascular
disease‒eat
fish or take fish oil supplement?. Prog. Cardiovasc. Dis., 52 (2): 95-114.
- He, K.; K. Liu, M. L. Daviglus,
N. Jenny, E. Mayer Davis, R. Jiang, L. Steffen, D. Siscovick, M. Tsai
and D. Herrington. 2009. Associations
of dietary long-chain n-3 polyunsaturated fatty acids and fish with
biomarkers of inflammation and endothelial activation (from de multi-Ethnic
study
of atherosclerosis [MESA]. Am. J. Cardiol., 103 (9): 1238-1243.
- Hill, A. M.; J. Fleming and
P. Kris Eterton. 2009. The role of diet and nutritional supplements
in preventing and treating cardiovascular disease. Curr. Opin. Cardiol.,
24
(5): 433-441.
- Hirai, A.; T. Hamazaki and T. Terano. 1980. Eicosapentaenoic
acids and platelet function in japanese. Lancet 2 (8204): 1132-1133.
- Hites, R. A.; J. A. Foran, D. O. Carpenter, M.
C. Hamilton, B. A. Knuth and S. J. Schwager. 2004. Global
assessment of organic contaminants in farmed salmon. Science 303
(5655): 226-229.
- Hjerkinn, E. M.; I. Seljeflot, I. Ellingsen,
P. Berstad, I. Hjermann, L. Sandvik and H. Arnesen. 2005. Influence of long-term intervention with dietary counseling,
long-chain n-3 fatty acid supplements, or both on circulating markers of
endothelial activation in men with long-standing hyperlipidemia. Am. J. Clin. Nutr., 81 (3):
583-589.
- Hooper, L.; R. L. Thompson, R. A. Harrison, C.
D. Summerbell, A. R. Ness, H. J. Moore, H. V. Worthington, P. N. Durrington, J. P. Higgins,
N. E. Capps, R. A. Riemersma, S. B. Ebrahim and G. D. Smith. 2006. Risks and benefits of
omega 3 fats for mortality, cardiovascular disease, and cancer: systematic
review. BMJ 332 (7544): 752-760.
- Howard, N.; C. Tsourounis and
J. Kapusnik Uner. 2001. Dietary
supplement survey of pharmacists: personal and professional practices. J. Altern. Complement Med., 7
(6): 667-680.
- Howes, R. M. 2007. Antioxidant Vitamins A, C and E: Assessing potential for harm. http://philica.com/display_article.php?article_id=83. Última
visita 2 de agosto 2009.
- Howes, R. M. 2009. Dangers of antioxidants in cancer patients: A Review. http://philica.com/display_article.php?article_id=153. Última
visita 3 de agosto 2009.
- Hu, F. B. and W. C. Willett. 2002. Optimal diets for prevention
of coronary heart disease. J.
Am. Med. Assoc. 288 (20):
2569-2578.
- Hu, F. B.; L. Bronner, W. C. Willett, M. J. Stampfer, K. M. Rexrode, C. M. Albert, D. Hunter and
J. E. Manson. 2002. Fish and
omega-3 fatty acid intake and risk of coronary heart disease in women. J.
Am. Med. Assoc., 287 (14): 1815-1821.
- Huang H. Y.; B. Caballero, S.
Chang, A. J. Alberg, R. D. Semba, C. R. Schneyer, R. F. Wilson, T. Y.
Cheng, J. Vassy, G. Prokopowicz, G. J. Barnes and E. B. Bass. 2006. The efficacy
and safety of multivitamin and mineral supplement use to
prevent cancer and chronic disease in adults: a systematic review for a
National Institutes of Health State of the Science Conference. Ann. Intern. Med., 145
(5): 372-385.
- Hughest, D. A. and A. C. Pinder.
2000. N-3 polyunsaturated fatty acids inhibit the antigen-presenting
function of human monocytes. Am. J. Clin. Nutr., 71 (1): 357S-360S.
- James, M. J.; R. A. Gibson and
L. G. Cleland. 2000. Dietary polyunsaturated fatty acids and inflammatory
mediator production. Am. J. Clin. Nutr., 71 (1): 343S-348S.
- Jeppesen, J.; H. O. Hein, P. Suadicani
and F. Gyntelberg. 1998. Triglyceride concentration and ischemic heart
disease: an eightyear follow-up in the Copenhagen Male Study. Circulation
97 (11): 1029-1036.
- Kagawa, Y.; M. Nishizawa and
M. Suzuki. 1982. Eicosapolyenoic acids of serum lipids of Japanese
islanders with low incidence of cardiovascular diseases. J. Nutr. Sci. Vitaminol.,
(Tokyo) 28 (4): 441-453.
- Kamal Eldin, A. and A. Moazzami.
2009. Plant sterols and stanols as cholesterol-lowering ingredients
in functional foods. Recent Patents Food Nutr. Agricult., 1 (1): 1-14.
- Kang, J. X. and A. Leaf. 1996.
Antiarrhythmic effects of polyunsaturated fatty acids. Recent studies.
Circulation 94 (7): 1774-1780.
- Kang, J. X. and A. Leaf. 2000.
Prevention of fatal cardiac arrhythmias by polyunsaturated fatty acids.
Am. J. Clin. Nutr., 71 (1): 202S-207S.
- Kannel, W. B. and R. S. Vasan.
2009. Triglycerides as vascular risk factors: new epidemiologic insights.
Curr. Opin. Cardiol., 24 (4): 345-350.
- Kaufman, D. W.;
J. P. Kelly, L. Rosenberg, T. E. Anderson and A. A. Mitchell. 2002. Recent
patterns of medication use in the ambulatory adult population
of the United States- the Slone survey. J. Am. Med. Assoc., 287 (3): 337-344.
- Kemper, K. J.; P. Gardiner and
C. Woods. 2007. Changes in use
of herbs and dietary supplements (HDS) among clinicians enrolled in an
online curriculum. BMC
Complement Altern. Med., 7
(Art. Nº 21),
6 p. http://www.biomedcentral.com/1472-6882/7/21. Última visita 8 de
agosto de 2009.
- Keys,
A. 1980. Seven countries: a multivariate analysis of death and coronary
heart disease. Cambridge, M.A. U.S.A. Harvard University Press.
- Kromann,
N. and A. Green. 1980. Epidemiological studies in the Upernavik district,
Greenland. Incidence of some chronic diseases 1950-1974. Acta Med.
Scand, 208 (5): 401-406.
- Kromhout,
D.; E. B. Bosschieter and C. C. de Lezenne. 1985. The inverse relation
between fish consumption and 20-year mortality from coronary heart
disease. N. Engl.J. Med., 312 (19): 1205-1209.
- Leaf, A.; J. X. Kang, Y. F. Xiao
and G. E. Billman. 2003. Clinical prevention of sudden cardiac death
by n-3 polyunsaturated fatty acids and mechanism of prevention of arrhythmias
by n-3 fish oils. Circulation 107
(21): 2646-2652.
- Lee, J. S. and J. Kim. 2009.
Factors affecting the use of dietary supplements by Korean adults:
data from the Korean National Health and Nutrition Examination Survey III.
J.
Am. Diet Assoc., 109 (9): 1599-1605.
- Lee, J. H.; J. H. O`Keefe, C.
J. Lavie, R. Marchioli and W. S. Harris. 2008. Omega-3 fatty acids
for cardioprotection. Mayo Clin. Proc., 83 (3): 324-332.
- Lemaitre, R. N.; I. B. King, D.
Mozaffarian, L. H. Kuller, R. P. Tracy and D. S. Siscovick. 2003. n-3
Polyunsaturated fatty acids, fatal ischemic heart disease, and nonfatal myocardial
infarction
in older adults: the Cardiovascular Health Study. Am. J. Clin. Nutr.,
77 (2): 319-325.
- Lichtenstein, A. H. and R. M.
Russell. 2005. Essential nutrients: food or supplements?: where should
the emphasis be. J.
Am. Med. Assoc., 294 (3): 351-358.
- López García, E.; M. B. Schulze, J. E. Manson, J. B. Meigs, C. M.
Albert, N. Rifai, W. C. Willett and F. B. Hu. 2004. Consumption of (n-3)
fatty acids is related to plasma biomarkers of inflammation and endotelial
activation in women.
J. Nutr., 134 (7): 1806-1811.
- Madsen, T.; H. A. Skou, V. E. Hansen, V. E. Hansen, L. Fog,
J. H. Christensen, E. Toft and E. B. Schmidt.
2001. C-reactive protein, dietary n-3 fatty acids, and the extent of
coronary artery disease. Am. J. Cardiol., 88 (10): 1139-1142.
- Malavé, A. and J. R. Méndez
Natera. 2005. Comparación
de la composición lipídica en semillas de ajonjolí (Sesamum indicum L.) usando técnicas multivariadas. Rev. Cient. UDO
Agric., 5 (1): 48-53.
- Malavé, A. and J. R. Méndez Natera. 2006. Comparación
de la composición lipídica en semillas de girasol (Helianthus annuus L.) usando técnicas multivariadas. Rev. Cient.
UDO Agric., 6 (1): 27-32.
- Malavé, A. and J. R. Méndez Natera. 2007. Comparación
de la composición lipídica en semillas de maní (Arachis hypogaea L.) usando técnicas multivariadas. Rev. Cient. UDO
Agric., 7 (1): 41-48.
- März, W.; H. Scharnagl, K. Winkler,
A. Tiran, M. Nauck, B. O. Boehm and B. R. Winkelmann. 2004. Low-density
lipoprotein triglycerides associated with low-grade systemic inflammation,
adhesion molecules, and angiographic coronary artery disease: the Ludwigshafen
Risk and Cardiovascular Health Study. Circulation 110 (19): 3068-3074.
- McLennan, P. L. 2001. Myocardial
membrane fatty acids and the antiarrhythmic actions of dietary fish
oil in animal models. Lipids,
36 (Suppl): S111-S114.
- Meagher, E. A. 2004. Addressing cardiovascular
risk beyond low-density lipoprotein cholesterol: The high-density lipoprotein
cholesterol story. Curr.
Cardiol. Rep., 6 (6): 457-463.
- Méndez Natera, J. R.; A. Malavé and H. D`Armas. 2009.
Comparación de la composición lipídica en semillas de girasol, maní y ajonjolí usando
técnicas multivariadas. Rev. Tecnol. ESPOL, 22 (1): 57-62.
- Metcalf, R. G.; M. J. James, R. A. Gibson, J.
Edwards, J. Stubberfield, R. Stuklis, K. Roberts Thomson, G. D. Young
and L. G. Cleland. 2007. Effects of fish-oil supplementation on myocardial
fatty acids in humans. Am. J. Clin. Nutr., 85 (5): 1222-1228.
- Micallef, M. A. and M. L. Garg. 2009. Beyond blood lipids:
phytosterols, statins and omega-3 polyunsaturated fatty acid therapy
for hyperlipidemia. J. Nutr. Biochem., 20 (12): 927-939.
- Middaugh, J. P. 1990. Cardiovascular
deaths among Alaska Natives, 1980-86. Am. J. Public Health, 80 (3): 282-285.
- Miles, E. A.; F. A. Wallace
and P. C. Calder. 2000. Dietary fish oil reduces intercellular adhesion
molecule and scavenger receptor expression on murine macrophages. Atherosclerosis
152 (1): 43-50.
- Militante, J. D. and J.
B. Lombardini. 2002. Treatment of hypertension with oral taurine: experimental
and clinical studies. Amino
Acids 23 (4): 381-393.
- Moncada, S. and A. Higgs. 1993.
The L-arginine-nitric oxide pathway. N. Engl. J. Med., 329 (27): 2002-2012.
- Mori, T. A. and R. J.
Woodman. 2006. The independent effects of eicosapentaenoic acid and docosahexaenoic
acid on cardiovascular
risk factors in humans. Curr.
Opin. Clin. Nutr. Metab. Care, 9 (2):
95-104.
- Morris, M. C.; F. Sack and B.
Rosner. 1993. Does fish oil lower blood pressure? A meta-analysis of
controlled trials. Circulation 88 (2): 523-533.
- Mozaffarian, D. 2007.
JELIS, fish oil, and cardiac events. Lancet, 369 (9567): 1062-1063.
- Mozaffarian, D. 2008.
Fish and n-3 fatty acids for the prevention of fatal coronary heart disease
and sudden cardiac death. Am. J. Clin. Nutr., 87 (6):
1991S1996S.
- Mozaffarian, D.; R. N.
Lemaitre, L. H. Kuller, G. L. Burke, R. P. Tracy and D. S. Siscovick. 2003.
Cardiac
benefits of fish consumption may depend on the type of fish meal consumed:
the Cardiovascular Health Study. Circulation.
107 (10): 1372-1377.
- Mozaffarian, D.; A. Ascherio,
F. B. Hu, M.
J. Stampfer, W. C. Willett, D. S. Siscovick and E. B. Rimm. 2005. Interplay
between different polyunsaturated fatty acids and risk of coronary
heart disease in men. Circulation 111
(2): 157-164.
- Mozaffarian, D. and E. Rimm.
2006. Fish intake, contaminants, and human Health: Evaluation the risks
and the benefits. J. Am. Med. Assoc., 296 (15): 1885-1899.
- National Center for Environmental
Assessment (NCEA). 2009. Dioxin and related compounds. US Environmental
Protection Agency. http://cfpub.epa.gov/ncea/cfm/recordisplay.cfm?deid=55264. Última
visita 10 de agosto 2009.
- Nethononda, M. R.; M.
R. Essop, A. D. Mbewu and J. S. Galpin. 2004. Coronary artery disease and
risk factors
in black South Africansa comparative study. Ethn. Dis., 14 (4): 515-519.
- Newman, W. P.; J. P. Middaugh
and M. T. Propst. 1993. Atherosclerosis in Alaska Natives and non-natives.
Lancet 341 (8852): 1056-1057.
- Nicholls, S. J.; E. M. Tuzcu and S. E. Nissen.
2007. Atherosclerosis regression: Is low-density lipoprotein or high-density
lipoprotein the answer? Curr. Atheroscler. Rep., 9 (4): 266-273.
- Niu, K.; A. Hozawa, S.
Kuriyama, K. Ohmori Matsuda, T. Shimazu, N. Nakaya, K. Fujita, I. Tsuji
and R. Nagatomi. 2006. Dietary long-chain n-3
fatty acids of marine origin and serum C-reactive protein concentrations
are associated in a population with a diet rich in marine products.
Am. J. Clin. Nutr., 84 (1): 223-229.
- Ohtake, T.; S. Kobayashi, K. Negishi and H. Moriya. 2005. Supplement
nephropathy due to long-term, high-dose ingestion of ascorbic acid,
calcium lactate, vitamin D and laxatives. Clin. Nephrol., 64 (3): 236-240.
- Olshansky, S.
J.; D. J. Passaro and R. C. Hershow. 2005. A potential decline in life
expectancy in the United States in the 21st century. N. Engl. J. Med.,
352 (11): 1138-1145.
- Oomen,
C. M.; E. J. Feskens, L. Rasanen, F. Fidanza,
A. M. Nissinen, A. Menotti, F. J.
Kok and D. Kromhout. 2000. Fish consumption and coronary heart
disease mortality in Finland, Italy, and The Netherlands. Am. J. Epidemiol.,
151 (10): 999-1006.
- Osler, M.; A.
H. Andreasen and S. Hoidrup. 2003. No inverse association between fish
consumption and risk of death from all-causes, and incidence of coronary
heart disease in middle-aged, Danish adults. J. Clin. Epidemiol., 56 (3):
274-279.
- Judit,
G. Y.; M. G. Trivieri and N. Khaper, 2004. Taurine supplementation
reduces oxidative stress and improves cardiovascular function in an iron-overload
murine model. Circulation 109 (15): 1877-1885.
- Padma, V. and
C. Devi. 2009. Cardioprotective effect of fish oil on isoproterenol-induced
myocardial infarction in rats. J. Food Lipids, 16 (1): 19-32.
- Pérez Guisado, J.; A. Muñoz Serrano and A. Alonso
Moraga. 2008. Spanish Ketogenic Mediterranean diet: a healthy cardiovascular
diet for weight loss. Nutr. J., 7 (Art. Nº 30), 7 p. http://www.nutritionj.com/content/7/1/30. Última
visita 12 de agosto de 2009.
- Pietinen, P.; A. Ascherio,
P. Korhonen, A. M. Hartman, W. C. Willett, D. Albanes and J. Virtamo. 1997.
Intake of fatty acids and risk of coronary heart
disease in a cohort of Finnish men. The Alpha-Tocopherol, Beta-Carotene
Cancer Prevention Study. Am. J.
Epidemiol., 145 (10): 876-887.
- Pischon, T.; S. E. Hankinson,
G. S. Hotamisligil, N. Rifai, W. C. Willett and E. B. Rimm. 2003. Habitual
dietary intake of n-3 and n-6 fatty acids in relation to inflammatory markers
among US men and
women. Circulation 108 (2): 155-160.
- Polidori, M. C.;
J. C. Carrillo, P. E. Verde, H. Sies, J. Siegrist and W. Stahl. 2009.
Plasma micronutrient status is improved alter a 3-month dietary intervention
with
5 daily portions
of fruits and vegetables: implications for optimal antioxidant levels.
Nutr. J., 8 (Art. Nº 10), 4 p. http://www.nutritionj.com/content/8/1/10. Última
visita 18 de agosto de 2009.
- Qato, D. M.; G. Caleb, R. Conti. M.
Johnson, P. Schumm and S. Lindau. 2008. Use of prescription and over-the-counter
medications and dietary supplements among older adults in the United
States. J. Am. Med. Assoc., 300 (24): 2867-2878.
- Rader,
D. and H. Hobbs. 2008. Disorders of lipoprotein metabolism. In:
A. Fausi, E. Braunwald, and D. Kasper (eds.). Harrison´s Principles
of Internal Medicine. 17th ed.
New York, USA. McGraw-Hill.
- Radimer,
K.; B. Bindewald, J. Hughes, B. Ervin, C. Swanson and M. F. Picciano.
2004. Dietary supplement use by U.S. adults: data from the National Health
and
Nutrition Examination Survey, 1999-2000. Am. J. Epidemiol., 160 (4): 339-349.
- Risk
Assessment Information System (RAIS). 2009. Toxicity summary for
mercury. http://risk.lsd.ornl.gov/tox/profiles/mercury_f_V1.shtml. Última
visita 12 de agosto de 2009.
- Rich, M. W. 2006.
Epidemiology, clinical features, and prognosis of acute myocardial
infarction in the elderly. Am. J. Geriatr. Cardiol., 15 (1): 7-11.
- Riediger, N.;
R. Othman, M. Suh and M. Moghadasian. 2009. A systematic review of
the roles of n-3 fatty acids in health and disease. J. Am. Med. Assoc., 109
(4): 668-679.
- Rodríguez, B.
L.; D. S. Sharp, R. D. Abbott, C. M. Burchfiel, K. Masaki, P. H. Chyou,
B. Huang, K. Yano and J. D. Curb 1996. Fish intake may limit the increase
in risk of coronary heart disease morbidity and mortality among heavy
smokers. The Honolulu Heart Program. Circulation 94 (5): 952-956.
- Romaguera,
D.; T. Norat, T. Mouw, A. M. May, C. Bamia, N. Slimani, N. Travier, H.
Besson, J. Luan, N. Wareham, S. Rinaldi, E. Couto, F. Clavel Chapelon,
M. C. Boutron Ruault, V. Cottet, D. Palli, C. Agnoli, S. Panico, R. Tumino,
P. Vineis, A. Agudo, L. Rodriguez, M. J. Sanchez, P. Amiano, A. Barricarte,
J. M. Huerta, T. J. Key, E. A. Spencer, H. B. Bueno de Mesquita, F. L.
Büchner, P. Orfanos, A. Naska, A. Trichopoulou, S. Rohrmann, R. Kaaks,
M. Bergmann, H. Boeing, I. Johansson, V. Hellstrom, J. Manjer, E. Wirfält,
M. U. Jacobsen, K. Overvad, A. Tjonneland, J. Halkjaer, E. Lund, T. Braaten,
D. Engeset, A. Odysseos, E. Riboli and P. H. M. Peeters. 2009. Adherence
to the Mediterranean diet is associated with lower abdominal adiposity
in European men and women. J. Nutr., 139 (9): 1728-1737.
- Ruixing,
Y.; F. Qiming, Y. Dezhai, L. Shuquan, L. Weixiong, P. Shangling, W.
Hai, Y. Yongzhong, H. Feng and Q. Shuming. 2007. Comparison of demography,
diet,
lifestyle, and serum lipid levels between the Guangxi Bai Ku Yao and
Han populations. J. Lipid Res., 48 (12): 2673-2681.
- Sadovsky,
R. and P. Kris Etherton. 2009. Prescription omega-3-acid ethyl esthers
for the treatment of very high triglycerides. Postgr. Med., 121 (4): 145-153.
- Sadovsky,
R.; N. Collins, A. P. Tighe, S.A. Brunton and R. Safeer. 2008. Use
of dietary supplements: a clinicians perspective. Curr. Med. Res. Opin.,
24 (4): 1209-1216.
- Salminen, M.; T. Lehtimaki, Y. M. Fan, T. Vahlberg and S. L. Kivelä.
2006. Apolipoprotein E polymorphism and changes in serum lipids during
a family-based counselling intervention. Public. Health Nutr., 9 (7): 859-865.
- Salonen, J. T.;
K. Nyyssonen and R. Salonen. 1995. Fish intake and the risk of coronary
disease. N. Engl. J. Med. 333 (14): 937-938.
- Sanderson, P.
and P. C. Calder. 1998. Dietary fish oil diminishes lymphocyte adhesion
to macrophage and endothelial cell monolayers. Immunology 94 (1): 79-87.
- Satoh, H.; T. Nishino, K. Tomita and H. Tsutsui. 2006. Fasting
triglyceride is a significant risk factor for coronary artery disease
in middle-aged Japanese men: results from a 10-year cohort study. Circ. J.
70 (3): 227-231.
- Schiepers,
O. J.; R. H. de Groot, M. P. van Boxtel, J. Jolles, A. de Jong, D.
Lütjohann,
J. Plat and R. P. Mensink. 2009. Consuming functional foods enriched
with plant sterol or stanol esters for 85 weeks does not affect neurocognitive
functioning or mood in statin-treated hypercholesterolemic individuals.
J. Nutr., 139 (7): 1368-1373.
- Seierstad, S.
L.; I. Seljeflot, O. Johansen, R. Hansen, M. Haugen, G. Rosenlund,
L. Froyland and H. Arnesen. 2005. Dietary intake of differently fed salmon;
the influence
on markers of human atherosclerosis. Eur.
J. Clin. Invest., 35 (1):
52-59.
- Seki, H.; Y. Tani
and M. Arita. 2009. Omega-3 PUFA derived anti-inflammatory lipid mediator
resolvin E1. Prostaglandins Other Lipid Mediat., 89 (3-4): 126-130.
- Sharrett,
A. R.; C. M. Ballantyne, S. A. Coady, G. Heiss, P. D. Sorlie, D. Catellier
and W. Patsch. 2001. Coronary heart disease prediction from lipoprotein
cholesterol levels, triglycerides, lipoprotein(a), apolipoproteins
A-I and B, and HDL density subfractions. The Atherosclerosis Risk in Communities
(ARIC) Study. Circulation 104 (10): 1108-1113.
- Shekelle,
R. B.; A. M. Shryock, O. Paul, M. Lepper, J. Stamler, S. Liu and W.
J. Raynor, Jr. 1981. Diet, serum cholesterol, and death from coronary heart
disease. The Western Electric study. N. Engl. J. Med., 304 (2): 65-70.
- Sofi,
F. 2009. The Mediterranean diet revisited: evidence of its effectiveness
grows. Curr. Opin. Cardiol., 24 (5): 442-446.
- Spencer,
E. H.; A. Bendich and E. Frank. 2006. Vitamin
and mineral supplement use among U.S. medical students: A longitudinal
study. J. Am. Diet. Assoc., 106 (12): 1975-1983.
- Srinivasan,
S. R.; D. S. Freedman, L. S. Webber and G. S. Berenson. 1987. Black-white
differences in cholesterol levels of serum highdensity lipoprotein
subclasses among children: the Bogalusa Heart Study. Circulation 76 (2):
272-279.
- Steinberg, D.
2005. Thematic review series: The pathogenesis of atherosclerosis.
An interpretive history of the cholesterol controversy: Part II: the early
evidence linking
hypercholesterolemia to coronary disease in humans. J. Lipid Res.,
46 (2): 179-190.
- Talmud,
P. J. and D. M. Waterworth. 2000. In
vivo and in vitro nutrient-gene
interactions. Curr. Opin. Lipidol., 11 (1): 31-36.
- Thomas, S. and
M. W. Rich. 2007. Epidemiology, pathophysiology, and prognosis of heart
failure in the elderly. Clin. Geriatr. Med., 23 (1): 1-10.
- Tvrzická, E.;
B. Stanková, M. Vecka and A. Zák. 2009. Fatty acids 2. Clinical and
physiological significance. Cas. Lek. Cesk., 148 (3): 116-123.
- United States
Department of Agriculture (USDA). 2006a. National Nutrient database
for Standard Reference-Release 18 2005. Washington D.C: US Department of
Agriculture.
- United States
Department of Agriculture (USDA). 2006b. Nutrient data laboratory. Beltsville
Human Nutrition Research Center: http://www.nal.usda.gov/fnic/foodcomp/. Última
visita 10 de agosto 2009.
- United
States Department of Health and Human Services (USDHHS). 2009. Mercury
levels in commercial fish and shellfish. US Environmental Protection
Agency http://www.cfsan.fda.gov/~frf/ sea-mehg.html. Última visita 25 de
agosto 2009.
- United
States Environmental Protection Agency (USEPA). 2009. Polychlorinated
biphenyls (PCBs). http://www.epa.gov/opptintr/pcb/. Última visita 20 de
agosto 2009.
- van
Mierlo, L. A.; L. R. Arends, M. T. Atreppel, M. P. Zeegers,
F. J. Kok, D. E. Grobbee and J. M. Geleijnse. 2006. Blood pressure
response to calcium supplementation: a meta-analysis of randomized controlled
trials.
J. Hum. Hypertens, 20
(8): 571-580.
- Verbeke,
W.; I. Sioen, Z. Pieniak, J. van Camp and S. de Henauw. 2005. Consumer
perception versus scientific evidence about health benefits and safety
risks from fish consumption. Public
Health Nutr., 8 (4): 422-429.
- von Schacky, C.;
P. Angerer, W. Kothny, K. Theisen and H. Mudra. 1999. The effect of
dietary omega-3 fatty acids on coronary atherosclerosis. A randomized, double-blind,
placebo-controlled trial. Ann.
Intern. Med., 130 (7):
554-562.
- Waknine, Y. 2004.
FDA Approvals: omacor, nuflexxa, combunox, and others. Medscape Today:
http://www.medscape.com/viewarticle/495709. Última
visita 18 de agosto 2009.
- Wang,
C.; W. S. Harris, M. Chung, A. H. Lichtenstein, E. M. Balk, B. Kupelnick,
H. S. Jordan and J. Lau. 2006. n-3 fatty acids from fish or fish-oil
supplements, but not a-linolenic acid,
benefit cardiovascular disease outcomes in primary- and secondary-prevention
studies: a systematic review. Am. J. Clin. Nutr., 84 (1): 5-17.
- Wertz,
P. W. 2009. Essential fatty acids and dietary stress. Toxic. Indust.
Health, 25 (4-5): 279-283.
- Whelton, S. P.;
J. He, P. K. Whelton and P. Muntner. 2004. Meta-analysis of observational
studies on fish intake and coronary heart disease. Am. J. Cardiol.,
93 (9): 1119-1123.
- Wikipedia, 2009a. La Enciclopedia
Libre. Alimento. http://es.wikipedia.org/wiki/Alimento. Última visita
25 julio 2009.
- Wikipedia, 2009b.
The Free Encyclopedia. Dietary supplement. http://en.wikipedia.org/wiki/
Dietary_supplement. Última
visita 2 de agosto 2009.
- Willett,
W. C. and M. J. Stampfer. 2001. Clinical
practice: What vitamins should I be taking, doctor? N. Engl. J. Med.,
345 (25): 1819-1824.
- Wood,
T. 2006. Health Benefits of Nutritional Supplements: Reading selected.
USANA Health Sciences. http://www.usana.com/media/File/ dotCom/company/science/scienceOfSupplementation/selected_readings.pdf. Última
visita 6
- Yahia, N.; A. Achkar, A. Abdallah
and S. Rizk. 2008. Eating habits
and obesity among Lebanese university students. Nutr. J., 7 (Art. Nº 32),
6 p. http://www.nutritionj.com/content/7/1/32. Última visita 29 de agosto
de 2009.
- Yamori, Y.; Y. Nara and
N. Iritani. 1985. Comparison of serum phospholipids fatty acids among fishing
and farming japanese populations and American
inlanders. J. Nutr. Sci.
Vitaminol (Tokyo), 31 (4): 417-422.
- Yamori, Y.; L. Liu, K.
Ikeda, A. Miura, S. Mizushima, T. Miki and Y. Nara. 2001. Distribution
of twenty-four tour urinary taurine excretion and association with
ischemic heart disease mortality in 24 populations of 16 countries: results
from
the
- WHO-CARDIAC study. WHO-Cardiovascular
Disease and Alimentary Comprarison (CARDIAC) Study Group. Hypertens
Res., 24 (4): 453-457.
- Yokoyama, M.; H. Origasa, M. Matsuzaki,
Y. Matsuzawa, Y. Saito, Y. Ishikawa, S. Oikawa, J. Sasaki, H. Hishida,
H. Itakura, T. Kita, A. Kitabatake, N. Nakaya, T. Sakata, K. Shimada
and K. Shirato. 2007. Effects of eicosapentaenoic acid (EPA) on major cardiovascular
events in hypercholesterolemic patients: the Japan EPA Lipid Intervention
Study (JELIS). Lancet 369 (9567): 1090-1098.
- Yuan, J. M.; R. K. Ross,
Y. T. Gao and M. C. Yu. 2001. Fish and shellfish consumption in relation
to death
from myocardial infarction among men in Shanghai, China. Am. J. Epidemiol.,
154 (9): 809-816.
- Zampelas, A.;
D. B. Panagiotakos, C. Pitsavos, U. N. Das, C. Chrysohoou, Y. Skoumas
and C. Stefanadis. 2005. Fish consumption among healthy adults is associated
with
decreased levels of inflammatory markers related to cardiovascular
disease: the ATTICA study. J. Am. Coll. Cardiol., 46 (1): 120-124.
Copyright 2009 - Revista Científica
UDO Agrícola
The following images related to this document are available:
Photo images
[cg09087f1.jpg]
[cg09087t1.jpg]
|